domingo, 27 de mayo de 2012

eurovisión y la cosa geopolítica


Lo confieso: ayer me quedé colgada de las votaciones de eurovisión. Nos ahorramos el grueso del certamen mientras zapeábamos entre diversos canales, pero caímos presas de la sarta de conexiones en directo a los 42 países votantes, reconozco que al principio por frivolidad, para burlarnos de las indumentarias y acentos de los presentadores, pero a los diez minutos estábamos sacando de google el mapa para poder identificar países tan remotos como Latvia, San Marino o el mismísimo Azerbayán que anfitrionaba el evento en un inmenso espacio lleno de luces y gente aplaudiendo. He de decir que el ejercicio nos sirvió para aprender geografía -ahora ya sé donde está Moldavia, y tú no- pero confudió aun más nuestras mentes a propósito del concepto de europa. Sería porque se notaba más entusiasmo anoche que en todas las cumbres y noticias que hablan de la Unión Europea, mucho menos unida que la masa de votantes de anoche. Entendimos, por ejemplo, guiadas por un Íñigo sosísimo, que los países vecinos se votan entre sí. por ejemplo, Chipre vota a Grecia y Grecia vota a Chipre; y que Portugal nos iba a dar doce puntos (L'Espagne, douze points). Alemania, que en las eurovisiones del pasado siempre nos votaba, esta vez nos omitió; y  pero -atentos al detalle- Suiza, inesperadamente, nos dio un ocho de puntuación, seguro que por la cantidad de maletines que le llegan desde nuestro solar patrio, tan capaz de alumbrar un chorro de voz como el de pastora soler como el chorro de desvergüenza y ladronería que distingue a nuestra casta empresarial, financiera y política.

Pero sigamos. Quería hablaros de los presentadores. Eran seres variopintos que tenían cuarenta segundos para dar las tres mejores votaciones, y todos intentaron hacer algo para diferenciarse, en su idioma, en inglés o algo. Todos menos la española, una niña que ni dio las buenas noches ni sabía hablar en inglés.  Patético. Yo que creía que las nuevas generaciones venían con inglés incorporado. Pues no. Esta España, una vez más, me hizo sentir vergüenza, hasta en un concurso anticuado que no le importa a nadie...menos a los 17 millones de seres de esos países (algunos muy jóvenes, otros muy asiáticos) que tuvimos que mirar en el mapa y que ahora mismo, se sienten más europeos que nosotros. Pobrecillos, qué pena que su idea de europa esté basada en un concurso hortera de música mala. Menos mal que eurovisión no cotiza en la bolsa, sino, también estaría jodida.

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