jueves, 17 de febrero de 2011

las cosas como son



El problema no son los malos, el problemas son los que, sabiendo que son malos, les apoyan, les siguen o les votan. Supongo que por caerle bien a los poderosos (mejor dicho influyentes o sinvergüenzas con éxito) o quizá con la esperanza de que, a su vez, les llegue su momento de trincar. De trincar por lo fino y a lo grande, que estos señores no dan tirones a las viejecitas ni asaltan supermercados, delinquen con mucho más estilo.
Todos estamos acostumbrados a esos simpáticos canallas, nos parecen hasta inevitables; menos mal que, a veces, hay alguien que abre los ojos para ver y la boca para decir las cosas como son, expresando su incredulidad por la forma en que se consiente la corrupción. Me encanta porque es una mujer, por su edad y su presencia, y porque su discurso está lleno de verdades y de furia: es fabulosa. ¡Queremos muchas como ella!
Ah, y me encanta cómo esgrime con rigor su argumento: que un servidor público debe tener una reputación impoluta. Indiscutible, ¿verdad?
Pues que le pregunten a tipos como el elegante Camps...y todos los que le apoyan.

(Agradezco a Jacobo que, una vez más, nos ha proporcionado material estupendísimo para el blog.)

Y...jeje...hablando de reputaciones inmaculadas...Berlusconi, mala persona, te van a pillar te van a pillar...

sábado, 5 de febrero de 2011

es por tu bien, mi niño


Niños robados, reportaje en el mundo

"¿Eres adoptado? ¿Naciste en San Ramón? Pues yo que tú lo dejaría estar porque todo se hizo por el bien de los niños" -fue lo que le dijo a David, un joven adoptado que quería conocer su origen,
un médico de esa clínica...donde curiosamente "limpiaban" los archivos cada cinco años.
¡Qué limpios, qué organizados, que buenos! una organización de médicos, enfermeras, monjitas y demás "profesionales" de la obstetricia se ha dedicado durante años a robar bebés a sus madres, en una lucrativa actividad de tráfico completamente ilegal e inmoral que se extendía por toda España. Una práctica que hunde sus raíces en lo más profundo del régimen franquista, que en la guerra y la posguerra arrebató a los hijos de las rojas -raza inferior- encarceladas y asesinadas, a los niños entregándolos a familias decentes y bien azules...viejos, estériles...que deseaban perpetuar su sana y superior estirpe.
¡Es tan increíble! una vez más me asombran las absurdas teorías que se hacen convincentes a base de creérselo. No es casualidad que Antonio Vallejo-Nágera, jefe del servicio psiquiátrico del ejército golpista, hubiera estudiado en la alemania nazi para urdir esta horrible teoría amparada por la RAZA: esos niños podían ser salvados si en su más tierna infancia los re-ubicaban en una buena familia. Ahí empieza todo: siempre se hace por el bien de los niños.

Silencios, mentiras, prohibiciones, castigos, crímenes. Cuántas barbaridades se hacen por nuestro bien. Como niña criada en el franquismo, doy fe. En nombre del orden, de la religión, de la decencia, de la sociedad; en nombre de la familia, de dios o de algo tan tonto como el qué dirán, cuántas veces se nos ha negado el derecho de decidir y de equivocarnos si es preciso, o de ganar lo merecido. Y siempre, por nuestro bien.

Pero no filosofemos: estamos hablando de robar bebés a sus madres. Poco a poco se va descubriendo la trama. No siempre fue por maldad, muchas veces fue por el bien de esas pobres chicas que se habían quedado preñadas. Colocar a esos bebés, de paso que hacía el bien a esas pobres familias deshonradas, daba un dinerito extra a parteros e intermediarios. Luego hacían falta más niños, había muchos compromisos: de ahí a robarlos había un paso. Las amenazamos porque son adúlteras. O mejor, les decimos que se han muerto y ya está. El crimen perfecto.
La cosa iba tan bien que al parecer se convirtió en una actividad habitual, una red organizada, una mafia. desde 50.000 pesetas a un millón, eso es lo que costaba un hijo. Con amenazas, con mentiras, con partidas de nacimiento falsas...Después de décadas de impunidad, de sospechas, de denuncias que apenas llegaban a buen puerto, parece que ahora la justicia por fin va a tomar cartas en el asunto. Ya era hora. Es un asunto horrible y hacen falta luces y taquígrafos, un banco de ADN donde todos los que fueron adoptados y todas las madres, las familias expoliadas puedan quizás encontrarse y empezar a cerrar sus heridas. Fiscales y policías y muchas palabras y mucha verdad donde sólo ha habido silencio y actos delictivos... por el bien de los niños. Y de paso, investigar los crímenes contra las madres republicanas y sus hijos, unos 30.000 niños "tutelados" entre los años cuarenta y cincuenta. Después de todo, esto ya ha pasado en Argentina -cómo se parecen todas las dictaduras- y es hora de que también aquí hablemos de las cosas que duelen, que tanto callar y perdonar en la transición sólo fue una forma de pasar de puntillas frente a la guarida de la fiera para no despertarla. Pero la fiera sigue ahí, cada día más hambrienta. Mucho cuidado, os lo digo yo que a veces estoy tan confusa, pero de esto estoy segura: mucho cuidado en hacer cosas malas por el bien de nadie.