martes, 28 de febrero de 2012



Es un poco largo, y la imagen es prescindible: os recomiendo escucharlo como si fuera la radio, y ya. Os vais a quedar alucinados, ya que esto es lo que pasa en la vida real, cuando se favorece la gestión privada frente a lo público. Terrorífico. También es oportuno recordarlo en el día de las protestas por los recortes, el día en que el déficit está en boca de todos, el día en que todos vamos entendiendo un poquito más la propuesta de la derecha de "adelgazar" al estado: significa laminarlo bajo la apisonadora del mercado.

Ahí queda.
El domingo, salgamos a la calle y votemos en consulta popular sobre la privatización del Canal de YII!

lunes, 27 de febrero de 2012

El lector


Domingo por la tarde. Me atrapa en la tele la película El lector, de Stephen Daldry, que cuenta la historia de la guardiana de un campo de concentración que se enamora, un personaje que aterroriza por su profunda humanidad, por su profunda iniquidad. La historia remueve uno de los terrores de mi infancia: no estar segura de qué está bien y qué está mal, sobre todo cuando hasta las peores personas tienen hijos y un perro que les quiere. Y cuando los buenos, los que nos creemos buenos, difícilmente saldríamos inocentes de un juicio donde fuéramos jurados. ¿Cuántos de nosotros somos fieles del todo a nosotros mismos? O dicho de otra forma, ¿quién no se ha vendido al mal en ninguna ocasión, por amor, por miedo, por un salario, por corporativismo o simplemente por seguir las órdenes? ¿Era inocente acaso el conductor del tren que llevaba a Matthausen? ¿y la guardiana, y los presos de confianza, y los judíos que elegían a los que debían ser deportados del ghetto, o los sindicalistas que pactan a qué compañeros se va a echar? ¿No tienen todos sus motivos, su justificación, que es que no podían hacer otra cosa? ¿Son los bancarios y financieros buenas personas? ¿Y los esbirros que les seguimos? ¿Son los gobernantes de Europa buenas personas cuando están hundiendo al continente en una profunda depresión, llevados por espurios intereses monetarios? ¿Son inocentes los abogados que ayudan a sus clientes a evadir impuestos, y que a la vez son los pilares de su comunidad, los domingos en primera línea de misa? ¿Somos buenos cuando aceptamos que la injusticia está en la base de nuestro sistema y cuando aceptamos el delito como tolerable, al menos hasta que te pillan?

Habéis leído sobre esta mujer, no la llamaré señora, que hundió la caja que dirigía, y mientras tanto se aseguraba un retiro multimillonario. Ahora está indignada porque la han pillado, y ella sólo estaba haciendo lo que hacen todos. Pobrecita, cómo sufre.

Me encanta ver la cara de contrición de urdangarín, en adelante IU, ya que es un cabroncete que no vale lo que cuesta escribir su apellido. No sabía nada, no se acuerda de nada, su mujer tampoco. Espero que el juez Castro, un macho alfa, le ponga en su sitio. Y que nadie le ponga en su sitio a él, como a Garzón.

Hoy, en un mundo donde el bien supremo tiene la forma de un balance positivo, donde el éxito es el fin y justifica cualquier medio, donde el cinismo se practica desde tronos, púlpitos y cualquier sillón de cuero caro, e incluso desde cualquier silla; en este mundo donde imperan las grandes compañías y organizaciones (inhumanas, su código ético es papel mojado); donde nos diluimos en corporaciones, partidos, religiones y equipos de fútbol, es hora de que las personas individuales, responsables de sus propias vidas, se pregunten, y elijan, de qué lado están. Ya hemos visto lo difícil que es a veces.

Elegir el bien implica dejar de estar de acuerdo, abandonar la marcha y caminar solo, implica plantarse y decir no. Implica que se puede hacer otra cosa: No quiero conducir el tren que lleva al exterminio. No quiero participar en la matanza, no quiero ser cómplice del expolio. No quiero comprar tomates de plástico, no quiero que explotes niños para hacerme ropa…

Sí, pareceremos tontos, molestos, desertores, pusilánimes, incluso peligrosos. Pero, amigos, en este mundo de cargos y etiquetas, debemos dejar de ser votantes, directores o empleados, autónomos, creyentes, contribuyentes, colaboradores, conductores, funcionarios, fieles, engranajes en suma, partes de una masa que ha perdido el norte: debemos volver a ser personas con capacidad moral.

viernes, 10 de febrero de 2012

Bacón y cocreta

Creo que me he equivocado de Bacon...

Dice Ana, mi copy niña, la única persona que conozco que se lee el diccionario de la Rae, que los académicos han legalizado estos dos palabros, bacón y cocreta. No los entrecomillo ni cursivo porque, insisto, son legales, pero no alcanzo a comprender qué motivos han impulsado a los sesudos y eminentes académicos a normalizar semejantes desatinos. ¿De dónde sale el acento de bacón, que toda la vida se ha pronunciado beicon? ¿Qué lobbies empujan a los ilustres de la lengua a introducir en el diccionario una vulgaridad como cocreta? ¿El club de fans de belén esteban?
(Además, me apuesto lo que queráis a que cobran una pasta, además del sillón, demasiado por lo que veo. Son tan antiguos...si Almudena Grandes fuera un tío, ya tendría su sillón, pero en fin, a Valle-Inclán nunca le dieron uno.)

Y es que no todo el mundo sabe hacer su trabajo. Pobres ellos, ejercitando el poder en un cargo que les viene grande en una institución decimonónica. Pero es que hay muchos más inútiles. Por ejemplo, los jueces que acaban de condenar al más valiente de todos ellos por investigar de más a los cabecillas de la gurtel. No fuera cosa que descubriera cuánta corrupción se esconde en la financiación del pp.
¡Y si sólo fuera el pp quien está corrupto, o que es deshonesto! las posibles conexiones de la gurtel asustan, mira la fuerza que tienen los enemigos que van a hundir a garzón para hacer castigo ejemplar. Daos por avisados, revoltosos. No mercy. Pero además, es que la inutilidad y la corrupción, convertidas en mala praxis, mal hacer, se pueden ver y sufrir todo el rato a nuestro alrededor. Como consumidora de energía, telefonía o seguros soy víctima de inhumanos servicios de atención telefónica (sin servicio ni atención), de la mala gestión de instituciones públicas o bancos. En la tv nos bombardean con bloques publicitarios que están muy por encima ya no de lo legal sino incluso de lo humano. Ayer, la única cosa que me interesa de antena tres, Sherlock, empezó con media hora de retraso entre anuncios y trailers...del propio episodio que debía haber empezado ya! si esto no es deshonestidad, que me zurzan.

Los ejemplos abundan en este mundo donde lo único que va importando son los balances y los beneficios, el valor de las acciones y de los bonos y de la deuda soberana (que de soberana, poco) y los costes de personal que hay que bajarlos...cuando solo cuentan el poder y el dinero, todo vale.
Pero yo estaba hablando de esta españa en general, que ya no es de pandereta (con lo alegre que es), sino más bien de bacón y cocretas. Ambos vocablos perfuman a nuestro diccionario de la rae, mi faro y guía, con un aroma a fritura que no me gusta nada.
Y conste que la justicia huele peor.
Pero veamos la parte buena, si la hay. Para Garzón: macho, hazte autónomo ya, de civil podrás ser un gran líder en defensa de los derechos que nadie más defiende, porque la lucha continúa y somos muchos los que estaremos contigo.
Para los demás. Lo de cocreta y bacón no tiene arreglo. Yo he intentado siempre seguir la norma. o al menos, tenerla en cuenta. Hasta que la norma apesta, incluso y sobre todo "con la ley en la mano", que suena como un arma arrojadiza o ladrillo.
Así que os desafío a seguir la norma...solo hasta que vuestra ética os diga basta. Yo voy a seguir diciendo beicon, como el pintor. A la hora de ponerlo en un folleto, consultaré a Anita y santas pascuas.