jueves, 17 de febrero de 2011

las cosas como son



El problema no son los malos, el problemas son los que, sabiendo que son malos, les apoyan, les siguen o les votan. Supongo que por caerle bien a los poderosos (mejor dicho influyentes o sinvergüenzas con éxito) o quizá con la esperanza de que, a su vez, les llegue su momento de trincar. De trincar por lo fino y a lo grande, que estos señores no dan tirones a las viejecitas ni asaltan supermercados, delinquen con mucho más estilo.
Todos estamos acostumbrados a esos simpáticos canallas, nos parecen hasta inevitables; menos mal que, a veces, hay alguien que abre los ojos para ver y la boca para decir las cosas como son, expresando su incredulidad por la forma en que se consiente la corrupción. Me encanta porque es una mujer, por su edad y su presencia, y porque su discurso está lleno de verdades y de furia: es fabulosa. ¡Queremos muchas como ella!
Ah, y me encanta cómo esgrime con rigor su argumento: que un servidor público debe tener una reputación impoluta. Indiscutible, ¿verdad?
Pues que le pregunten a tipos como el elegante Camps...y todos los que le apoyan.

(Agradezco a Jacobo que, una vez más, nos ha proporcionado material estupendísimo para el blog.)

Y...jeje...hablando de reputaciones inmaculadas...Berlusconi, mala persona, te van a pillar te van a pillar...

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