martes, 15 de mayo de 2012

Sin obispos


Hoy hemos visto imágenes del relevo presidencial en Francia. Hollande, señor de pinta invisible y funcionarial donde los haya, nos ha impresionado afrontando la lluvia en su desfile por los campos elíseos, camino de la ofrenda al soldado desconocido, a cuerpo descubierto. El comienzo promete, aunque después del traspaso de poderes se haya cambiado de ropa y se haya ido a ver a la jefa Merkel, que le esperaba para darle otro baño...de realidad.
Pero lo que nos ha encantado es que no había ningún obispo, ni misas ni capas púrpura. Ni incienso ni biblias ni señores con falda. Ha sido una ceremonia civil, austera y la mayor frivolidad indumentaria ha sido el modelito casual que lucía madame sarkozy, que sería de chanel pero parecía de zara. La pareja saliente ha terminado su mandato subiéndose al mismo coche que trajo al entrante, y ya.

En cambio, me vuelvo aquí, al suelo patrio, donde regalamos al año más de once mil millones a esos señores con falda empeñados en predicar sobre las vidas privadas de la gente mientras, de puertas adentro, practican las maneras de un monopolio corrupto e implacable. Infiltrados desde el franquismo en las áreas más sensibles de la sociedad, como son la educación y la sanidad, los religiosos han practicado abusos y maltratos  entre los que se incluyen la pederastia y el robo de bebés. Hasta que les pillaron, silenciaron cuidadosamente los casos que iban surgiendo, cambiando de parroquia al cura para evitar que la justicia tomar cartas en el asunto, perpetuando los delitos... En este país, además de poseer la mayor parte de las editoriales que publican los libros de texto, disfruta de los privilegios del concierto educativo. Espera, se me olvidan las ongs que gestionan, que se nutren de donativos privados. No hablemos de poner propiedades a nombre de la iglesia (ahí el obispo de navarra es un maestro). O del dineral que perdió un obispo en gescartera. ¿Pero qué hace un obispo acumulando riqueza para invertir? ¿qué hace que no lo da a los pobres? Yo es que no entiendo nada. Si ya ganan dinero, si ya tienen tanto, ¿por qué les damos más?
Por eso envidio a los franceses. Porque no tienen rey, y en su lugar hay un señor que cuando llueve, se moja como los demás. Pero eso sí, sin obispos.

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