lunes, 15 de agosto de 2011

¿Paletos? ¡Me cagoendiós!

Aldeaquemada (Jaen) a la puesta de sol

Dice en la tele un curita atildado de mediana edad y supongo que cargo sobresaliente que los laicos (los que protestamos contra la visita de benito16) somos unos paletos.
Como diria homer simpson: paletos, hmmmm...

Acabamos de volver de un delicioso fin de semana en Jaén. Nos rodeaban montes, olivares, ríos secos llenos de ranas, dehesas llenas de caza,
carreteras llenas de curvas...al lado de un pueblo minúsculo pero excelentemente trazado con escuadra por Carlos III. En fin, una delicia. Y se preguntarán usted por qué.
Primero, porque estábamos en un sitio donde todo es verdad. En Despeñaperros, increíble paraje geológico, natural e histórico. Allí las rocas tienen presencia: la tierra pasa de un rojo llameante a un granate azulado, y las piedras dibujan estratos y plegamientos. Los olivos brotan en líneas perfectas dibujando la fuga de los montes, y cuando acaba la tierra cultivada, nace la dehesa y el monte. Al amanecer te despiertan los disparos de los cazadores y los ladridos de sus realas. Se come ciervo y jabalí, tomate de verdad y hay pinturas rupestres (en un aparte os diré que he pasado tres días obsesionada por ver este abrigo con pinturas de caza levantinas y al final, cuando por fin llegamos -oh, España nuestra- estaba rodeado de una imponente verja y en cambio las pinturas expuestas al sol, prácticamente desparecidas...matadme, pero he dejado abierta la verja para ver si algún grafitero mejora la miseria de nuestra edad del bronce).
En Despeñaperros la cosa es fácil: sabías que si te atacaba un señor con trabuco, era José María Tempranillo, el bandolero. No como ahora, que te roba todo dios.
A lo que iba: después de comer dos días en esta tierra, de rodar por sus caminos, de alternar en sus calles con los lugareños, yo quiero ser paleta. (Más aún, si es un insulto para el señorín de alzacuellos) Y estos son mis motivos: viven tranquilos, en contacto con la naturaleza y con sus vecinos. Sin ambiciones exageradas...ajenos a nuestro estrés capitalino, a nuestro afán por figurar, a nuestra hipocresía. En esa tierra de ladridos lejanos y águilas en el cielo, uno podía olvidarse de madrid tomada por hordas de cristianos dispuestos a disfrutar de una ciudad abierta de piernas. Disfrutad mientras podáis, malditos jóvenes de sombrerito naranja, no deseo que se os atragante el menú del peregrino sino algo mejor: que muchos de vosotros, llevados por el entusiasmo, encontréis el amor, en un viaje de metro a mitad de precio, en Chueca o donde sea...un primer amor carnal y poderoso que os haga olvidar el viacrucis y el rezo comunitario, en suma, fuera de estos fastos nefastos a los que, muy a nuestro pesar, invitamos todos los españoles.
Vivo con dolor estos días terribles del rearme de la derecha, pero me queda el placer de sentirme paleta. El puto cura tenía razón. Prefiero la tierra a la sal de la tierra, la carne de cerdo al cuerpo de cristo, cualquier perro del barrio al cordero pascual, una encina centenaria a la santísima trinidad; mi compromiso es con la razón y el derecho y detesto el dogma, sea cual sea. Ah, y solo respeto las creencias si ellas me respetan a mí. Dicho esto, viva Jaén, viva Carlos III y mecagoendiós. Este invierno llevaré boina.
Y este miércoles 17 me encontraréis, junto con un montón más de paletos, en la mani de Europa laica, a las 19:30 en Tirso de Molina.
Ea!




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