lunes, 23 de enero de 2012

Manzanas podridas


Carpocapsa Pomonella, forma científica de decir gusano de la manzana.

¿Quién le iba a decir a la alcaldesa de Madrid, cuya chulería supera con mucho a su cultura, que esas manzanas de las que estaba tan orgullosa y que bajo ningún concepto quería juntar con las peras -por no alterar su pureza- iban a estar un poco agusanadas? Me diréis, va, no seas así, que en todas las familias hay manzanas podridas. Puede que sea cierto, pero las manzanas con gusano (proteína, al fin y cabo, como el chorizo) duelen más cuanto más lustrosas estén, y sobre todo, cuanto más caras las hayas pagado.
Veamos, ¿cuánta gente conocéis que devuelva al frutero la fruta defectuosa, o que se queje exigiendo más cuidado? Será que nos da vergüenza que nos digan que no, que discutan nuestra honradez o peor, no quisiéramos paracer ratas ante las demás señoras de la cola: mira esta, tan fina y devolviendo una manzana pocha! Como bien sabemos, nuestra imagen nos importa mucho, tanto como para que los de derechas sigan pareciendo contentos aun después de haber votado a semejante cuadrilla de manzanitas: un ministro de justicia que debería empezar por enjuiciarse a sí mismo, por manirroto. Guindos y Montoro, pareja de globosondistas que siguen con las mismas tácticas arteras que cuando estaban en la oposición. El show del otro duo cómico, Camps y Costa aka "Los inocentes", defendidos hasta el final por su presidente como manzanas ejemplares ca-ri-sí-si-mas, eso sí, pero mira como brillan, llévate un kilito, guapa! que vienen en bolsas de louis vuitton!
Y ese presidente, en plena cumbre con la patronal, a punto de quitar a los trabajadores los derechos que ha costado un siglo conseguir, abogando por medidas que según los premios Nobel, NO van a funcionar. Los empresarios... esas grandes empresas están llenas de manzanas podridas. ¿Os acordais del anterior presidente de la ceoe, que siguió cobrando anticipos de viajes, robando a sus clientes, hasta el último segundo? ¿Cómo se llamaba, Luis Candelas o Díaz Ferrán? Pobrecito, míralo ahora, a saber donde está sufriendo con todo lo que robó...¿Y Mario conde, que sentó tendencia, robó a mansalva y tras la cárcel ha mutado de gusano en polilla, llegando a gurú de la derecha a pesar de no haber devuelto un duro? ¿Y Matas, amigos míos?

Ay, esas manzanas de arriba de la pila, esas sin una mácula, esas son las peores, porque tras su aspecto de fruta super buena y respetable, tras los apellidos, las joyas y la peluquería, el sastre, las carreras y másters, tras los sillones de cuero y los consejos de administración hay un gusano repugnante que ha hecho del robo su forma de vida. Y no uno, hay unos cuantos miles: con sueldos indecentes, con retiros incalculables, con la cara dura de decir que son los que construyen españa. ¡Y encima hay que compadecerse de esas pobres manzanas preciosísimas, porque los gusanos ensucian su reputación...pobres empresarios, pobrecitos, especialmente los invitados de rajoy, cuyas empresas suman el máximo de evasión fiscal. Pobres banqueros, que hacen lo que les da la gana, pero cuando no les salen las cuentas, lo pagamos nosotros. Y pobre iglesia, que se ha apropiado de un patrimonio inmenso por el que no tributa y no tendrá un solo recorte en su milagrosa asignación. Pobrecitos que encima nos metemos con ellos, porque son pederastas y machistas y van con faldas, y encima -y es lo peor de todo- no venden lo que tienen para darlo a los pobres.

Dicen los bienpensantes, tranquilos, la frutería está en orden, todo reluce: hasta que no das un bocado y escupes, las manzanas son inocentes. Pero yo os digo: desconfiad, amigos, de las manzanas demasiado perfectas, demasiado seguras de sí mismas, demasiado condescendientes, esas que te miran soberbias desde su caja con una etiqueta doradita. Desconfiad de la fruta impecable fuera de temporada. Estad atentos al gusano. Recordad lo que le pasó a Adán, que por un bocadito la lió parda. O a Blancanieves, que tuvo que vivir con unos enanos y pasar por una narcolepsia para conseguir un beso del príncipe. ¡Pues vaya con las manzanas! si ese es el premio, que no cuenten conmigo: yo no quiero un beso de Rajoy. Ni de Urdangarín, que es consorte, alto y elegante, pero igual el beso me lo cobra como asesor y me sale por una millonada. Más que un príncipe impecable y encerado, prefiero comer fruta con manchitas y de un huerto cercano, y si me apuras, besar a un sapo, a ver si tengo suerte y es tóxico y alucino. ¡Viva la macedonia!, digo, ¡Viva la república!

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